De todas las previsiones que se hacían hace un año acerca del apagón analógico al menos una es correcta. Se dijo que supondría un gran cambio y no ha sido menos. Con la llegada de la TDT, el panorama televisivo no había mutado tanto desde la irrupción de las cadenas privadas. Y ahora bien, ¿ha sido positiva o negativa?
Para gustos los colores. Muchas son las opiniones a favor y en contra. Por un lado, los críticos culpan a la TDT de la pésima calidad de la mayoría de los programas. Por otro lado, los responsables de las cadenas se escudan en las virtudes de la multiplicación de canales. Uno de los logros de la TDT es la televisión HD.
El telespectador se encuentra ante una oferta inmensa que dificulta su elección. Dolores Molina, directora de Programación y Contenidos de RTVE, considera que «es complicado porque te pones a hacer zapping y puedes pasar toda la noche sin ver nada concreto».
Los directivos de las cadenas hablan de complementariedad. Se refieren a que en lugar de competir, los canales de los grandes grupos se complementan. Además, las cadenas han orientado sus distintos canales a películas, niños, mujeres, hombres, etc. El director de Neox, Nova y Nitro -todos pertenecientes a Antena 3- Bernd Reichart añadió al respecto «Lo de operar con una sola marca era un fenómeno muy español. El consumidor ha ganado en pluralidad».
La explosión de canales ha traído consigo cantidad de contenidos. Si ya era complicado hacer 24 horas de buena televisión en las pocas cadenas analógicas, ahora lo es mucho más. Por ello es evidente la existencia de programas relleno y faltos de calidad. Tan solo ha pasado un año desde que le dimos la bienvenida a la TDT. Así que no hay que ser duros y debemos confiar en las mejoras que están por llegar.
Almudena de Fontcuberta Fernández-Fontecha
El mando de la televisión 