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El síndrome de Diógenes acapara las programaciones televisivas

11 May

Lejos de nuestras usuales entradas de acontecimientos televisivos, hoy he decidido hacer una reflexión acerca de la gran cantidad de contenidos de telebasura que se emiten a diario en televisión.

Mujeres y Hombres y Viceversa a las 12:45, Sálvame Diario a las 15:45, El Diario a las 18:00, el estreno de Supervivientes a las 22:00… Día tras día, este tipo de contenidos invaden las parrillas de programación. La llegada de las televisiones privadas supuso un cambio en la forma de hacer televisión. Así, los productores se atrevieron a explorar temas y crear formatos que no habían sido abordados jamás. Cuando se puso fin al monopolio de las cadenas estatales, se produjo una lucha por la tarta publicitaria. Por ello era necesario realizar programas de bajo coste que atrajeran a la audiencia. El morbo y la chabacanería se apoderaron de las nuevas producciones y hoy se ha llegado a traspasar todo límite ético y moral.

Los emisiones de sexo o los reality show son una serie de programas que nadie antes se hubiera imaginado ver en televisión. En más de una ocasión, el reality de Telecinco Gran Hermano ha emitido imágenes muy obscenas y hasta pornográficas y la serie Física o Química de Antena 3 también graba escenas subidas de tono. Aún así, ambos suelen tener una audiencia fiel. En diciembre la cadena del Grupo Planeta se concienció y llevó a cabo la campaña Pone que rechazaba la telebasura y apostaba por la calidad. Por el contrario, Telecinco se ha consolidado como la cadena reina de la crónica rosa, los reality-show, los talk-show y los docu-show. Además, hace unos meses Vasile sustituyó el canal CNN+ por Gran Hermano 24 horas. Este hecho habla por sí solo.

No es fácil hacer 24 horas de buena televisión. Por ello es evidente la existencia de programas relleno y faltos de calidad. No obstante, se ha llegado a un punto en el que nuestras televisiones rebosan de telebasura. Como consecuencia, muchas personas se quejan de la creciente vulgaridad de la pantalla ya que es innecesaria. ¿O acaso lo es? Es cierto que son los medios los que emiten telebasura y contenidos impúdicos a diestro y siniestro, pero son los telespectadores quienes permiten que se mantenga la emisión. El debate está abierto; para unos los culpables de la emisión de estos contenidos son los programadores. Para otros lo son los telespectadores. Los profesionales trabajan en televisión para ganar dinero, y para ello necesitan audiencia. Para conseguirla se llega a límites insospechados ya que no hay reglas establecidas.

Almudena de Fontcuberta Fernández-Fontecha